domingo, 12 de junio de 2011

Carisma y simpatía de Miss Táchira 2011 Milagro Manrique a la conquista del Miss Venezuela



Con 17 años de vida y a falta de tres semanas para recibirse como Bachiller de la República, Milagro José Manrique Barrios ya tiene un título en sus manos, el de Miss Táchira 2011, ese que la acredita para entrar a una de las universidades más selectas, la del Miss Venezuela, en la que competirá ante 25 beldades más en el mes de octubre, con el objetivo de graduarse como la mujer más bella del país

Luego de trajinar toda la tarde, ultimando detalles para su viaje a Caracas -donde se instalará por los próximos tres meses y medio, previo al certamen nacional de belleza- Milagro termina de hacer una pequeña merienda, dejando claro que para ser Miss no hay que matarse de hambre; y tras retocar el brillo de sus labios, está lista para conversar con Diario La Nación y posar ante el lente del reportero gráfico.

De delgada y espigada figura, y con una larga cabellera castaño oscuro, la estampa de Milagro impone brillo a su paso. Sin embargo, más allá de su belleza natural, lo que más atrae de la joven Miss Táchira es eso que llaman belleza interior. Como dice Néstor Díaz, presidente de la organización Miss Táchira, "Mila es una mujer que bota escarcha por donde va".

Su carisma y simpatía constituyen el mayor potencial de esta chica, los cuales, conjugados con su graciosa imagen, la tienen hoy en el camino hacia el Miss Venezuela.

"Por mi edad, nunca pensé que podía llegar a convertirme en candidata al Miss Venezuela", suelta de entrada Milagro, encomillando con sus dedos la frase, "porque todavía soy pequeña, dentro de lo que cabe", dejando claro que es sólo teóricamente, pues sus 1.76 metros de altura dicen todo lo contrario.

Pero no sólo su estatura dice que no es pequeña, también lo deja ver el grado de madurez y convicción en sus palabras, algo que mejoró en ella tras el Miss Táchira, pues ahora "soy más responsable, aprendí a ser más perseverante y constante en las cosas, creo que eso fue lo que me ayudó a ganar", expresó la hoy representante al Miss Venezuela.





Un día, en la Semana de la Moda...



Las cosas buenas siempre suceden casi sin planificarlas ni proponérselas, y así sucedió con Milagro, en cuyos planes no estaba el de ser miss. Estuvo por dos años en una academia de modelaje, y fue reina de su Colegio en noveno grado, pero de ahí a considerar la posibilidad de participar en el Miss Venezuela, no había nada, hasta que llegó un día en la Semana de la Moda, el pasado noviembre.

"Ahí me encontré a Néstor Díaz, presidente de la organización Miss Táchira, y él me convenció, me dijo que participara en el casting, que era una oportunidad muy grande, que tenía cualidades y potencial; yo nunca le presté mucha atención a eso y fui al casting para ver qué era en realidad", contó Milagro.

Su familia no estuvo muy de acuerdo en principio, eso de tener sólo 17 años jugaba algo en contra, aún así "no me salí, porque aprendí mucho, además de la formación de mis padres, los valores que me inculcaron siempre, como la constancia, me ayudaron a hacer mucho más", dijo.

La espigada jovencita se presentó al casting dentro de un grupo de 42 chicas, de 120 en total que fueron observadas. De entrada impactó, no sólo por su estilizada figura, sino por su carisma, una de las mayores cualidades de la chica, un efecto que, se dice, provocó también en Osmel Sousa, cuando la vio en la Quinta Miss Venezuela.

A pocos días de estar ya oficialmente dentro del Miss Táchira se dio cuenta de que "es un mundo totalmente diferente, que requiere de mucha responsabilidad y sacrificios", dijo Milagro, que además tuvo que dejar de lado a su familia y amigos, con quienes el contacto ya era más reducido.

A mil por hora

El ingreso al concurso de la belleza regional alteró por completo la agenda de Milagro, quien adicionó a sus labores de colegiala todas las obligaciones de una Miss.

De siete de la mañana a una de la tarde estaba en clase, luego, al llegar a casa, se desprendía de su informe de falda y camisa beige, para montarse de punta en blanco sobre unos tacones de 10 centímetros. "Tenía que andar siempre bien arreglada, pues siempre había compromisos", recordó Milagro, a quien todavía le queda bastante tiempo antes de poder andar de nuevo en zapatillas bajas.

En la tarde el itinerario era aún más acelerado. Las reuniones de grupo para hacer trabajos del colegio, estudiar, o simplemente salir con las amigas, fueron sustituidas por citas al odontólogo, nutricionista, gimnasio, clase de modelaje, de baile, etc., mil actividades extra, necesarias para la formación de una mujer integral con perfil de miss.





"Al final llegaba agotada a mi casa, exhausta, pero aún así sacaba un tiempo para estar con mi familia, compartir con ellos, y después dedicarme a las obligaciones del colegio; ese fue un equilibrio que siempre traté de mantener. Siempre fui cumplida y me esforcé por rendir en las dos cosas", expresó Milagro.

Los amigos, al pie del cañón

Para una chica tan joven tomar en sus manos una responsabilidad tan grande, como representar a su estado en el Miss Venezuela, no es un reto fácil, el peso que lleva en sus hombros es grande, pero cuando se cuenta con familiares y amigos tan comprometidos e incondicionales, la carga, sin duda, se aliviana.

"Mis amigos del colegio me han apoyado de principio a fin, eso me ha fortalecido. Mis amigos y mi familia fueron una ayuda espectacular", dice 'Mila', como cariñosamente la llaman en su entorno, y agradece infinitamente a ellos, así como a todas las personas que la han respaldado, aún sin conocerla.

Pero uno que sí la conoce, y mucho, es William Ávila, su estilista, a quien conoce desde que era una niña. "Él es como mi segundo papá, ha sido una persona increíble conmigo desde que fui al casting; siempre me da consejos, me cuida, me protege, continuamente nos estamos comunicando. Toda la vida le voy a agradecer lo que ha hecho por mí, parte de mi triunfo es de él", dijo.

Así como de su estilista, el triunfo corresponde a su madre y a su diseñador, Douglas Tapias, y por supuesto a Dios, en quien "ellos me enseñaron a tener mucha fe, todo se lo debo a Él, que me dio fuerza y voluntad para cumplir con todos mis compromisos, en momentos incluso en los que sentía que no me iba a alcanzar el tiempo", añadió la jovencita.

Vida de Miss en forma

Lo vivido en los últimos días no cambiará en los próximos, cuando el itinerario promete tornarse aún más exigente, como de hecho ya empezó. Y es que luego de coronarse como Miss Táchira, fue invitada al certamen de la belleza en el estado Lara, en donde estuvo como jurado, acompañando al presidente de la Organización Miss Venezuela.

"La experiencia me sirvió para ir mejorando aspectos de mí misma. Cuando veía a las muchachas en pasarela me acordaba de los consejos de mis profesores. Fue enriquecedor", apuntó Milagro.

Hoy Milagro está en Caracas, la ciudad de los nuevos retos, en los que buscará proyectarse no sólo como candidata al Miss Venezuela, sino como persona y mujer integral.

La vida de Miss en forma ya empezó, en adelante serán clases de pasarela, maquillaje, oratoria, inglés, además de los múltiples compromisos, giras, presentaciones especiales, un sinfín de ocupaciones, entre las que espera sacar un tiempito para asistir a su acto de grado, el 28 de julio. "Venir a recibir mi título y poder despedirme de mis amigos sería genial".








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