lunes, 20 de junio de 2011

Tacones desde los 4 años (Miss Venezuela)



Ser Miss Venezuela te convierte en alguien tan querido y representativo como aquí doña Letizia». Una auténtica reina. Lo asegura una Miss España, aunque prefiere no dar su nombre... En los barrios, en las parroquias, en los colegios, en los campamentos de verano... Algunas niñas venezolanas se presentan a los concursos de belleza casi desde que empiezan a andar con soltura. Abundan las escuelas de misses, academias de mujercitas en las que las pequeñas aprenden a desfilar sexys, a peinarse, a maquillarse, a combinar la ropa. Muchos padres las matriculan ya a los 4 años y pagan encantados los 250 bolívares mensuales (unos 1.000 euros al año) que les cuesta la formación. Ven en la belleza el futuro de sus hijas.
Ningún país en el mundo supera los seis títulos de Miss Universo y los cinco de Miss Mundo logrados por venezolanas. Aunque la actual monarca es la mexicana Ximena Navarrete. Ser Miss Venezuela es, al otro lado de charco, casi un honor de Estado. Las ganadoras de los certámenes son recibidas como autoridades por políticos locales y nacionales, disponen de un cirujano oficial y se aseguran una bolsa de bolívares suficiente para el resto de su vida.
Si la genética no acompaña, si la formación desde niñas no surte efecto, allí siempre queda una solución no solo aceptada sino promocionada: el paso por el quirófano. «De las 83 postulantes a ser la mujer más bella del mundo, sabemos que la única realmente natural es la candidata francesa», afirmaban en Univision.com sobre la elección de Miss Universo 2010.
Solo hace falta mirar a la cara de Osmel Sousa. La cirugía estética es evidente en sus facciones. Él lleva las riendas del certamen de Miss Venezuela desde 1981. Y, por si su rostro no es suficiente, él lo reconoce abiertamente: «Esto es un concurso de belleza, no de naturalidad. Hay que hacer todo lo que sea para que ellas vayan perfectas a los concursos internacionales y ganen. Es como preparar a un atleta».
¿Aún dudan? Pues otra prueba... El certamen tiene hasta cirujano estético oficial, Daniel Slobodianik, un tipo obsesionado con la belleza: «Cuando tenía 5 años mi mamá me dijo que le había salido una cana. Yo me puse a llorar y le dije que cuando fuera mayor sería cirujano para mantenerla siempre joven».
Y es que, en el mundo de las misses, no todo es obra de la naturaleza. Miss Brasil 2001, Juliana Dornelles, confesó haberse operado hasta 19 veces. Jictzad Viña, Miss Venezuela y Miss Universo en 2006, lo hizo en cinco ocasiones. Se retocó... ¡hasta los pies!


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